viernes, 10 de abril de 2015

Un viernes cualquiera

Un viernes cualquiera

Dedicado a nuestros viernes, abuelo.

Un viernes cualquiera, andaba camino a casa de mi abuelo, donde, como cada viernes, quedamos para comer. El viento de finales de septiembre anunciaba, un año más, el final del verano y la vuelta a la rutina, vuelta a los exámenes, vuelta a los entrenamientos y vuelta a las comidas que cada viernes hacemos mi abuelo y yo, para contarnos qué nos ha pasado a lo largo de la semana.

Como cada viernes, había un plato de pasta, un poco de ensalada y algo de proteína, un menú, que aparte de ser delicioso y saludable, es perfecto para coger energía para el entrenamiento con el equipo de baloncesto de más tarde.
Por razones que aún a día de hoy no sé explicar, me quedé embobado mirando un cuadro que había visto mil y una veces a lo largo de mi vida, se trata de un lienzo que retrata a una mujer de las que solía dibujar mi abuelo para las agencias de moda y las tiendas de ropa de la España de las décadas de los 50 y 60. 




Me quedé observando la mirada de esa mujer, desafiante, pero a la vez seductora  y femenina. -¡Deja de mirar a las musarañas, hombre!-  Me dijo en tono bromista mi abuelo. -Lo siento abuelo, es que tengo mil cosas en la cabeza…-



Ese viernes cualquiera, como todos los viernes, quedé con él para que me llevara a entrenar, mientras arrancaba el coche, yo, por sacar un tema de conversación le dije:
-Hace ya un tiempo que no haces ninguna exposición.- Hubo un leve silencio –La verdad es que sí, pero es mucho lío y aparte, no tengo suficientes óleos.-  -¿Y si hacemos algo diferente? Algo que sea muy Pepe Ortín ¿Y si ponemos tus dibujos de moda y de esas chicas de toque ¨vintage¨?-  



-Eso no vale nada- -O quizás sí, piensa que eres el artista más afortunado del mundo, no necesitas vivir de tus obras, tienes tu vida resuelta y aparte tu no pintas por encargo o para ganarte la vida, tu pintas por amor al arte.- Hubo otro silencio, este un poco más largo. -¿Y donde lo haríamos?- -No lo sé, pero cerca de casa para que puedan ir nuestros amigos, y tiene que ser en un sitio bueno, El Escorial sería un buen sitio- -¿y cómo lo llamamos?- El coche se paró, ya habíamos llegado al pabellón donde entreno. Me baje del coche y antes de cerrar la puerta le dije: -No lo sé, pero al ser una cosa tan personal tiene que ser algo que salga desde dentro.- 


Un coche pitó pidiendo paso.-Bueno, lo vamos hablando, te quiero nieto, pásalo bien.- - Y yo a ti abuelo, nos vemos mañana.- cerré la puerta y el coche se fue.



Y así surge esta locura, de una conversación casi sin importancia, una idea que surge de forma súbita a raíz de la conversación en un coche. Puede que la causa fuera la mirada de aquel dibujo, no lo sé, lo que sí les pido es que disfruten de esta locura de un nieto y un abuelo. Disfruten como yo disfruto de la suerte de tener este abuelo, y dejen brotar las emociones que les transmita la mirada de una chica sobre un lienzo. Disfruten.

    
               Fdo.: Un nieto







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